Resumen de los capítulos anteriores:
Ery es una chica
tímida, a la que le cuesta hacer amigos. No ha tenido una vida fácil, su madre
pasa la gran parte del día trabajando y con su padre no habla desde que se
marchó de casa. Sus principales pilares son
Hugo y Noa. Otra de sus grandes amigas es Liss, la encargada de la
biblioteca, lugar donde Ery pasa casi todas las tardes junto a David, un chico
inteligente con el que comparte su pasión por lectura. Ery, cansada de la monotonía, decide crear un blog en el que contar las historias que desde hacía meses escribía en un pequeño cuaderno azul. Poco a poco el blog va cogiendo fama en el mundo de internet.
Como cada año, el
instituto realiza un baile de estilo americano al que acude Ery acompañando a
Noa y Hugo decide acompañar a David, ambos convertidos en pareja. En el baile
Ery conoce a un chico, Nick, con el que
se queda embobada. El problema llega cuando Ery es consciente de que no tiene ninguna forma de contactar con él, aunque por suerte Nick había dejado su número en el vestido.
La llamada.
Se hizo un silencio de unos segundos. Hugo empezó a hacer gestos
para que hablase pero mi cuerpo entero se paralizó. Aquél momento era absurdo.
—Esto…Hola—mi voz temblaba más de lo normal.
—Hola…¿Quién eres?
—Soy Ery, la chica que conociste en el baile…
—¡Ery! Ya pensaba que no me ibas a llamar.
—Es que no encontré tu número hasta hace unas horas.
—Sí, sí. Excusa barata, que te conozco.
—Que no, de verdad…
—Bah, tendré que creerte. Qué remedio—se hizo un pequeño silencio
que se me hizo eterno, hasta que continuó hablando—. Se escucha un poco raro, ¿no?
Hugo asintió y desactivé el altavoz.
—¿Se oye mejor ahora?
—Sí, todo genial. ¿Qué tal estás, preciosa?
—No me llames así—dije ruborizada—. Bien, aburrida, pero bien. ¿Y
tú?
—Pues nada, ya no te diré más cosas bonitas. No hay quien os
entienda, eh. Yo bien, no me quejo.
—¿’No me quejo’? Eso no suena muy bien precisamente.
—Estoy demasiado aburrido. Odio el verano. Mucho tiempo libre y
poca vida social.
—Pues si quieres…
—¿Quedamos?
—Sí—mi corazón estaba a punto de estallar, y en el fondo me odiaba
por ello. Me había convertido en aquello que odiaba, una cursi adolescente.
—Dime día, hora y tendrás un coche esperándote en la puerta.
—Cómo se nota que eres rico, eh.
—O gasto el dinero o lo acaba heredando todo mi hermana, y me
niego.
—Bueno, bueno, está bien. Si te viene bien mañana…
—A las nueve de la mañana tendrás allí el coche.
—¿Tan temprano?
—Tengo algo preparado
—Pues nada, nos vemos a esa hora.
Segundos más tarde unos pitidos más rápidos que los de antes empezaron
a sonar. Había colgado. Su voz era distinta por teléfono, no le hacía justicia,
todavía podía recordar aquel atardecer junto a él. Ahí su voz resplandecía, más
que una voz, era música.
Hugo estaba sonriendo de esa forma picarona que me ponía de tan
mala leche. Me recordaba a las típicas abuelas que cuando te veían cerca de un
chico ya te imaginaban casada y con tres niños. Él sabía que me molestaba y por
eso lo hacía. Le encantaba hacerme rabiar y en el fondo a mí me encantaba que
lo hiciese.
—Mírala, qué mona, que ya tiene una cita con el rico.
—Que sea rico o no me da exactamente igual.
—Bueno, pero nunca está de más.
Sabía que no lo decía en serio, sólo estaba bromeando, como de
costumbre. Él era igual o más cursi que yo pero no le gustaba admitirlo. Si
fuese materialista, no saldría con David. Además, sabía que el tema del dinero
es algo que no aguanto.
—Por cierto, Ery. ¿Tengo que explicarte cómo va un preservativo y
esas cosas?
—-¡Hugo!—me pilló por sorpresa. Mi piel pasó de blanca a roja en
menos de un segundo.
—¿¡Qué!? Luego vienen los embarazos no deseados y yo todavía no
quiero ser tito.
—Todavía no voy a hacerlo—sólo pensarlo me daba miedo y vergüenza
al mismo tiempo. Si incluso me acomplejaba el mero hecho de quitarme la
camiseta en la playa.
—Bueno, como veas. Pero si algún día…ya sabes.
—Anda, Nacho Vidal, levanta que te invito a algo—Hugo empezó a reírse
y se levantó de la cama—. Baja y ponte a ver la tele un rato, que hago una cosa
y bajo.
—No te toques, que es pecado. Y
no me hagas esperar mucho, que ya sabes que soy de sueño fácil.
Sin darme tiempo a responderle, que por otro lado tampoco habría
sabido qué decir, salió de la habitación y pude escuchar cómo bajaba las
escaleras hasta llegar al salón. Un instante más tarde la televisión empezó a
emitir ruido.
Me lancé sobre el ordenador. No lo entendía, el blog cada vez tenía
más visitas, comentarios y seguidores. Yo no escribía bien, era simplemente un
hobby, pero a la gente parecía ser que le gustaba. Copié cuatro relatos más del
cuaderno para que se publicase uno cada hora. Tenía ganas de terminar el
copiado para pasar a crear contenido nuevo. Dejé las entradas programadas y
apagué el ordenador. Bajé las escaleras de dos en dos, emitiendo un pequeño
tintineo con las llaves a medida que bajaba. Hugo se levantó del sofá y apagó
la televisión.
—Mañana no te preocupes por el certificado. Ya me inventaré una
trola—dijo mientras andábamos camino a la cafetería.
La verdad es que ni me había dado cuenta de que necesitaba una justificación
para faltar a clase hasta que no lo mencionó.
—Muchas gracias, eres un encanto.
—Lo sé—dijo sonriendo.
—Creído. Oye, si quieres puedes llamar a David y que se venga.
—No, ya le veré más tarde. Ahora estoy contigo.
—A mi no me importa, de verdad.
—Que no, que ahora estoy con mi amiga. Ahora tengo novio, pero no
va a cambiar la cosa entre nosotros. Los novios cambian. Nosotros somos amigos,
es algo más fuerte.
No le respondí, simplemente le di un beso en la mejilla derecha. Era
un amor de chico, David había tenido mucha suerte.
Llegamos al establecimiento que estaba cerca de casa; amplio y
luminoso, con aire antiguo. Al entrar olía a libro y a coche nuevo. Era una
mezcla rara, pero apetecible. Daban ganas de quedarse allí eternamente.
Nos sentamos en un cómodo sofá marrón que estaba en la esquina. Era
suave, de un material parecido al terciopelo. Me recordaba al café de Friends.
Mi móvil empezó a vibrar, lo saqué y leí el mensaje que me había enviado Noa.
“Tengo cotilleos y de los gordos. ¿Dónde andáis?”
Le respondí a toda velocidad. Todavía eran las doce y pico del
mediodía así que el recreo había acabado pero las clases continuaban, así que
no iba a ser fácil escaparse del instituto.
—¿Quién era?—me preguntó Hugo mientras devoraba una enorme galleta
con gotitas de chocolate.
—Noa. Por lo visto tiene novedades.
—¿Noa cotilleando? Qué raro. ¿Y no te ha dicho nada?
—Qué va. Sólo me ha preguntado que dónde estamos.
—Entonces vendrá en un rato.
Y efectivamente diez minutos más tarde Noa hizo acto de presencia,
con su atuendo negro como de costumbre.
—¿Cómo has conseguido huir del instituto?
—Ser la empollona tiene sus ventajas. Me inventé un rollo y el jefe
de estudios me dejó salir son autorización—hizo una pequeña pausa para
respirar, porque venía asfixiada—. Bueno, os cuento. Me fui al taller de
tecnología para hacer el robot ese, que de hecho conseguí y el profesor me dijo
que…
—Al grano—interrumpió Hugo.
—Uno de los chicos que estaba allí—continuó Noa— tenía una mano
manchada de rojo. No muy intenso, pero se notaba que era pintura.
Nos quedamos todos callados. Noa esperaba que nosotros
respondiésemos, pero no teníamos ni idea de qué tramaba.
—¿Y vosotros habéis aprobado la ESO? Pues que el chico ese
seguramente es el gracioso que ha hecho la pintada.
—Paso—dijo Hugo de inmediato—. No quiero saber nada, de verdad.
Estoy bien, ya está.
—Tenemos que vengarnos.
—No, Noa. No te rebajes a su nivel. Que me da igual, de verdad.
—Como quieras. Pues menuda carrera más tonta he dado, si al final
no hay venganza.
—Chicas, tengo que irme—le dio un último bocado a la galleta—.
Gracias por todo, sois geniales. No tanto como yo, pero bueno.
—Adiós golfo—me despedí.
Hugo se marchó así que Noa y yo nos quedamos a solas.
—Ni de coña—dijo—. Yo me voy a vengar. Ese gilipollas se va a
enterar.
—Pero ya le has oído, no quiero nada de eso.
—Me da igual lo que diga. ¿Estás conmigo?
—Qué remedio.
Cada vez hay más cosas en la historia, eso está bien, cada vez nos dejas más intrigados! jajaja
ResponderEliminarMe encanta en serio. Escribes genial :)
ResponderEliminarSube un nuevo capítulo.
dskhfoisrghioergh.
ResponderEliminarPOR DIOS QUE SE VENGUE. *O*.
Noiiiiita, hay que darle lo que se merece. Déjale manco o calvo. ò_ó